Se llenaron del Espíritu y empezaron a hablar distintas lenguas
El Espíritu es Dios que se da sin medida, como un diluvio de bendiciones y gracias. Por eso pedimos este don para nosotros, para la Iglesia, para el mundo.
Ven, Espíritu de fortaleza y de sabiduría. Consuélanos en nuestras horas tristes. Defiéndenos de tanto enemigo mortal. Protege especialmente a tus hijos pequeños y pobres. No encuentran aquí defensa ni ayuda. Carecen de todo y sufren mucho. Ayúdalos a crecer. Derrama sobre ellos la fuerza infinita de tu ternura y tu amor.
Ven, Espíritu de consejo y de amor. Llénanos de tu comprensión, de tu mansedumbre, de tu perdón, de tu alegría, de toda la fuerza constructiva de tu amor. Ya es hora de derribar muros, de enterrar bombas, de olvidar terrores, de destruir fanatismos, de superar prejuicios y exclusiones, de curar cegueras, de sentarse a la mesa de la verdad y del diálogo, de vencer la pasividad e indiferencia, de ponerse a trabajar en los campos de la solidaridad.
“Si la fuerza es lo que vale, no hay lugar para el amor en el mundo”
Familia Pavoniana de Cáceres